2 jul 2012

El escritor, el músico y el bar - Marcelo Scalona

La ciudad de Rosario ha tenido -¿todavía tiene?- la fama de funcionar como un buen semillero en la preparación de futbolistas. En ese sentido iniciático se podría decir que el escritor Marcelo Scalona es el Griffa de la literatura local. Por su taller, según cuenta en charla con nuestro programa, han pasado “en estos doce años unas setecientas personas” y actualmente son alrededor de setenta los alumnos regulares. “Se ha consolidad como un espacio que empezó casi como una tertulia entre amigos y, modestamente, terminó siendo una escuela de escritura creativa”, explica quien dirige la colección de narrativa Adán sin costilla de Editorial Fundación Ross, y la colección de narrativa de Rosario Ciudad y orilla de la Editorial Homo Sapiens, donde se ha publicado su última novela, El portador (2010).

Para graficar con ejemplos Scalona reconoce como sus ex alumnas a diez de las catorce escritoras que participan en la colección “Nada que ver” (Editorial Recovecos- Córdoba) que sobre el fin de semana venidero se presentará en la ciudad. A gusto con lo que está produciendo la escena literaria actual  el escritor reflexiona: “Tiene mucho que ver con las nueva generación cargada de pujanza, que no tienen tantos prejuicio, a veces generaciones anteriores podían ser muy valiosas también pero eran mas sectarios. Hoy hay muchos paradigmas que han cambiado, los pibes de 30, toman y reproducen, esa es una de las buenas cosas que ha dejado la postmodernidad”.

Invitado a nuestra sección y con el oficio a cuestas por haberlo hecho durante doce años para Rosario/12, este “cazador oculto, flaneur”, se metió a vivir el ambiente peñero de La Trunca y nos ofrece su crónica ficticia del sábado 30 de junio de 2012, en el ArteBar Mano a Mano.


NOCHE TRUNCA
Por Marcelo Scalona

Yo tenía que quedarme a ver “El hombre araña parte uno” con mi viejo, porque está con los días contados y lo único que lo vuelve a la calma y la dicha, es el cine, la mejor réplica del sueño que inventó el hombre. En lugar de eso tenía que ir a otro cine, el viejo fonógrafo Gardel (Ovidio Lagos 790) donde hoy funciona el arte-bar Mano a Mano, y donde mi viejo vio, en 1937 (a sus 13), al maldito querible de James Cagney en “El predilecto”. Tenía que ir a Mano a Mano a escribir esta crónica que ahora están leyendo o escuchando, de la sexta edición de la peña folclórica “La Trunca”, y no me da vergüenza decir que a mí no me gusta mucho el folclore, pese a que todas las noches me duermo escuchando a Marcelo Nocetti. Cierto es que mi vieja radio coreana solo agarra LT 8, pero también que me gusta un folclore como el de “El sueñero” y que a veces escasea en el atajo del espectáculo, show, rating y todas esas cosas enemigas del arte. A mí me gusta el Cuchi Leguizamón, los Abalos, el Chango Farías Gómez, y tengo prejuicios, y estoy cansado y sentía que debía quedarme a ver “El hombre araña”, que me gusta menos que Los Nocheros, con eso te digo todo.

Y la noche siguió empezando mal, porque ni bien subimos al auto, Laura va y encuentra un sticker de promoción de baile del caño a domicilio, stripper rubia botinera, fea y ordinaria, pero doscientos pesitos a domicilio. Jamás guardaría un aviso así por motivos prácticos, salvo los ligados con la escritura (ya ven que lo estoy utilizando), y que me enseñara Dal Masetto y a él Soriano: que uno debe guardar cualquier cosa medio rara que vea o escuche y haga un bollito con eso y lo ponga en una caja y el día que empieza a escribir la novela, da vuelta la caja y va poniendo en línea todo eso como el tipo que se hizo una casa con botellas de vidrio. El problema es que a Laura no le hizo gracia y no tenía ganas de hablar de escritura creativa, procedimientos de ficción o autoficción.

- ¿Y esto…?

El “esto” sonó a “voy a llamar a un escribano”, no la dejé asegurar prueba y en un flash bajé la ventanilla y tiré al universo una promoción de sexo a domicilio que compite con las hojas de otoño a ver cuál cubre más veredas rosarinas. Igual, la culpa es de la empresa Peugeot, porque el diseño interior del nuevo 308 no tiene en el tablero de comandos una bandeja solvente, secreta, donde uno pueda tirar esa clase de documentos: un billete de Ciccone, un pagaré de Shocklender o un aviso de stripper a domicilio.

La peña folclórica se llama “La Trunca” y esperaba que no fuera un augurio. En la taquilla nos atendieron con tanta consideración que temí un malentendido: alguien le había hecho creer a esta gente que yo era un crítico importante. Entonces vi que servían Warsteiner, yo aprendí de Cortázar que donde sirven bebida de marca siempre queda una esperanza. Me tranquilicé cuando apareció en el escenario un video de Angela Irene (hija dilecta de La Negra) y el bendito inclasificable de Pedro Aznar cantando la Zamba del Carnaval, justamente, del Cuchi. La pizza especial que nos trajeron era un manjar y no es cosa de nada, porque en la mayoría de los pubs de Rosario donde hay espectáculos, sólo le dan bola a la bebida y casi ninguna a la comida. Lo mismo me impresionó de la moza, ágil, atenta, y la sorpresa de que al darnos la bienvenida sonriente y con un saludo, trajera la carta. La mayoría de las mozas que conozco están más cerca de Lisa Kudrov en Mad about you que de la Madre Teresa. Yo tampoco soy Francisco de Asís, se habrán dado cuenta. Sin embargo, todos los días agradezco al cielo –mayormente nublado- por la compañía de Laura, que sí podría laburar de Santa Clara en alguna ficción.

Bueno, aparecieron los músicos en vivo, un trío de bata, violín guitarra y voces, Alto Perfil, feo nombre para cualquier cosa, pero los pibes rascan muy bien y perfecto repertorio santiagueño, bíblico, zambas, chacareras. Pibes jóvenes donde se notan sanas influencias del jazz o el rock, pero sobre una base canónica de Abalos y Carabajales. Excelente.

Una pena el bullicio, el local repleto, eso está bueno y nadie pide que una peña sea un concierto, pero ya se sabe, hay gente que no escucha ni la sirena de los bomberos o las ambulancias. Yo soy un amargo, ya sé, no bailo y a los músicos me gusta escucharlos con delectación cuando son buenos. La mitad del local va de levante –está bueno- pero igual me joden los tipos que no saben si están en El Berlín, La Cautiva o Madame. El local se divide claramente en 3 partes: los que van a escuchar, en la mitad de adelante; los que van a bailar, debajo del escenario; y los que van a ver qué onda, en la mitad de atrás. Felizmente, el cambio de paradigmas ha hecho que los jóvenes vayan a cualquier lugar donde son felices, tango, folclore o política. Y eso está bueno, tanto arriba como abajo del escenario la mayoría son jovencitos, lo mejor que puede pasar en cualquier ámbito de la vida, un poco de ruido.

Cuando aparecieron los pibes de Chaska Yana tocaron con la misma polenta y afinación que Alto Perfil (feo nombre) y fue creciendo el baile ya menos académico pero más furioso. Y ni te digo cuando apareció en escena un Carabajal autèntico, el Dippi, con Rocío Huahui y Ulises Basualdo. Ahí sí que no cabía duda, parecía esos zaguanes de Santiago o La Banda, la peña de los Carabajal con todo el espíritu de Don Sixto y Los Abalos. Toda la gente a bailar: pogo de chacarera. ¡Quién diría! Hasta yo me acerqué a saltar un poco, aunque ya que nos habíamos parado aproveché a mirar la puerta. Había que urdir un plan para ver cómo atravesaríamos la mar de la zamba. Y al fin salimos. Ni bien subí al auto hice una autopsia en la guantera y encontré el CD de Liliana Herrero con Juan Falú. Hasta casa nos fuimos con la Zamba de la Viuda, porque a nosotros nos limpia la poesía. Eso, o el silencio.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola marcelo... bueno veo de entrada nomas q no tienes ni idea de folklore, de peñas y menos de carabajales. Alto perfil se necesita para hacer una critica sin tener que explicar cada cosa q se dice y si conocieras la raiz del movimiento entenderias el por que de las empanadas, pizzza y choripanes. Mozas, carta, en todo caso cuando recibas la carta de peteco carabajal. Yo tambien dudo lo de fea y ordinaria si cobra 200.
perdon por la disculpa, pero yo no estaba ahi y encima todavia le debo mis disculpas a la gente que a trabajado en la peña.

Anónimo dijo...

Disculpa no te he dicho que soy dipi

Pablo dijo...

Coincido con el Dipi. No comparto el gusto por mandar a un tipo que no tiene ni idea de peñas para que escriba tan suelto de ropas lo primero que se le ocurra, ocupe dos párrafos en la subida al auto y no sepa quién tocó. Mi opinión.
Y por otro lado, para mi la Trunca perdió mucho del espíritu peñero y, como tantos otros (por suerte quedan algunos fuera todavía, hago honor y mención a la de Maipú o la Cacharpaya) se dedicó al comercio.

Anónimo dijo...

"Anónimo 1 y Anónimo 2 o Dipi (?) y Pablo (?), Soy Marcelo Scalona, soy escritor y poeta de Rosario con vasta trayectoria en diarios de la ciudad y ámbitos literarios locales y nacionales. YO SOY ESCRITOR, ni crítico musical y menos peñero... no elegí yo tener que ir a esa peña. Está claro en mi texto que NO me gusta SU ambiente. La gente de la radio me pidió un texto literario y eso hice, y mucha gente que entiende de literatura me felicitió. Uds. NO... claro... ergo... como dice el Sr. Dipi "no tienen ni puta idea de lo que es la literatura" . No tengo idea de qué saben de música, se ve que definitivamente he perdido la oportunidad de saberlo (me refiero a SU peña), pero de literatura, no tienen la más p... álida idea.
Y ahora me voy nomás, a seguir revoleando el poncho... Marcelo Scalona.

Carolina dijo...

Señores, recién leo esto y como organizadora de la peña realmente acepto todas las críticas habidas. No es grato que esto sea una guerra de ver quien es mas literato o mas peñero o quien sabe mas de una cuestión o de la otra. Señor Marcelo Scalona, con el respeto que ud. se merece le cuento que DIPI CARABAJAL esa noche no estuvo en la peña, es la única crítica que podría hacerle ya que no se tomó el tiempo de chequear quien estaba o no antes de retirarse. Respecto del resto de la nota hay cosas por supuesto en las que no concuerdo tanto con ud. en la que en algunas cosas habla sin conocimiento de causa pero por supuesto respeto su opinión, como con el sr. Pablo quien acota que la peña se ha vuelto un comercio. Podemos tener una eterna charla de a que apuntamos con el criterio de"Perder la raíz folklórica" nosotros en este ambiente no competimos con nadie, de hecho estamos felices de que cada vez haya mas espacios para que la gente elija y concurra, apoyamos la movida folklórica en todos sus aspectos y queremos que esto siga creciendo y por ende que todos los espacios tengan cada vez mas concurrencia. Y respecto de la opinión acerca del espacio que construimos con mucho esfuerzo y cariño hace ya casi dos años, sería lindo que cada crítica se analice integralmente, se piense y evalúe antes de ser emitida. Realmente el enfoque o lo que se aporta culturalmente desde un espacio como el nuestro como el de muchos otros es muy valorable, los invito a tener una larga charla en donde por supuesto, podrían ver muchas otras cosas que a simplemente no han analizado. Gracias a Dios, en cada noche Trunquera, los 250 asistentes que disfrutan de la noche en cada edición siguen apoyando este proyecto que nada tiene que ver con un "comercio", o con intentar ser un lugar vulgar como lo describe el escritor en su artículo a quien le doy las gracias por participar en esa noche. Saludos!

Carolina dijo...

Perdón quise referirme en el momento de decir "raíz folklórica" al término "Espíritu Peñero" al cual se refirió el señor Pablo, con el cual evidentemente tenemos una amplia diferencia en la definición del término. Vuelvo a dejarles un abrazo.